Os dejamos un texto realizado por nuestro hermano Juan Romero, que seguro os nutre y os sirve para entender mejor que es nuestra peregrinación y para que sirve.
LA
PEREGRINACIÓN
Una
breve aproximación
a los fundamentos históricos, espirituales y
humanos
de la Peregrinación de Nervión
La
primera gran Peregrinación del Pueblo de Dios, de toda la historia,
la conocemos por la Biblia. El pueblo judío, cuando salió de
Egipto, peregrinó durante cuarenta años conducido por Moisés
hacia la Tierra Prometida.
Nuestro
Señor Jesucristo peregrinó muchas veces a Jerusalén para cumplir
con los preceptos del Pueblo de Israel. Y fue precisamente durante la
última peregrinación de su vida cuando, tras celebrar la Cena de
Pascua con sus amigos, fue detenido, juzgado, condenado, torturado y
ejecutado en una cruz, donde murió para nuestra salvación. Y tras
su Resurrección, ascendió a los cielos y nos donó al Espíritu
Santo, esa Blanca Paloma Divina que se había manifestado en el
momento de su Bautismo. Este fue el final de la peregrinación de
Jesús, un hombre igual en todo a nosotros, excepto en el pecado.
Los
cristianos, cuando en el siglo IV dejaron de ser perseguidos y
asesinados, comenzaron a peregrinar a los Santos Lugares, a Roma y a
las tumbas de los Santos Mártires. Ya en la Edad Media, además de a
Tierra Santa y a Roma, se peregrina a Compostela. Y, en nuestra
tierra andaluza, a una Ermita enclavada en el corazón de las
Marismas del Guadalquivir, para venerar a Nuestra Señora de las
Rocinas, la Madre de Dios y Madre nuestra, la Virgen del Rocío.
La
Peregrinación Andante de Nervión que este año cumplirá, si Dios
así lo quiere, veinte años, se nutre del mismo ideario común a
todas las peregrinaciones cristianas:
caminar hacia un lugar santo,
búsqueda personal de una meta y camino de conversión. Y, en este
caso y a diferencia de otras peregrinaciones, como el peregrino no
camina solo, fraternal convivencia cristiana.
“Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida “
Jesús
no solo es el Camino que nos lleva al Padre, a la salvación. Jesús
es también nuestro modelo y la norma a seguir en el camino de
nuestra vida, porque nuestra vida es un camino continuo y una
perpetua peregrinación.
El
peregrino de Nervión camina hacia el Santuario de la Virgen del
Rocío y pasa de la fatiga y el cansancio del camino, al gozo, al
reposo y a la contemplación serena ante la Madre de Dios, trono que
nos nuestra y ofrece al Pastorcillo Divino, su Hijo, la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad, Dios hecho hombre, Cristo nuestro
Señor.
El
camino del peregrino de Nervión es penitencial y de conversión, el
peregrino es consciente de sus pecados y de los lazos que le unen a
las cosas mundanas. Durante su caminar es continua la comunicación y
el diálogo con Dios, mediante la oración frecuente, personal y
comunitaria. El peregrino no camina solo, lo hace con sus hermanos y
con el Señor que camina con él, como lo hizo con los discípulos de
Emaús. Al llegar al Santuario, el peregrino consigue la liberación
y comprende el sentido profundo de la vida.
Y,
finalmente, la Peregrinación de Nervión tiene una dimensión
festiva y alegre, pues no solo supone la ruptura de la monotonía
cotidiana de cada peregrino, sino que propicia que afloren las
cualidades más nobles del ser humano: la generosidad, la
solidaridad, la ayuda desinteresada a los demás, el compartir, el
perdonar, el amar... Todo ello logra un ambiente, alegre y feliz, de
fraternal convivencia cristiana, en medio de una espectacular
naturaleza.
“Amaos
los unos a los otros como Yo os he amado”
Juan Romero de los Santos, Peregrino de Nervión.
(Miembro de la Comisión Organizadora).
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