Así comenzaba la bendición que hace Isaac, a su hijo Jacob (quien después se llamaria Israel), por lo que, desde hace miles de años, se da por supuesto la necesidad del rocío, para todas las culturas, pues este rocío, moja las semillas y las humedece para que germinen. El rocío nutre la tierra y la empapa. Gracias al rocío de la mañana, se produce la vida en el campo ya que genera los alimentos y nutrientes que necesitan plantas y animales, así como el hombre.
Desde muy antiguo, se ha realizado una analogía entre el Espiritu Santo y el rocío, se dice que el Paráclito es un rocío que lentamente va calando hasta que fecunda o germina en nuestras almas, o como el prefacio de después de la comunion de la misa de Pentecostés, que dice:
Que tu Espíritu Santo, Señor, descienda sobre nosotros, purifique nuestros corazones y con el suave rocío de tu venida, los haga fecundos.
En esta oración, la analogía entre el rocío y el Espíritu Santo, es de un contenido teológico perfecto para lo que nos refiere, además de precioso.
A mediados del siglo XVII se produce un
cambio transcendental en la devoción a Ntra. Sra. de las Rocinas, de Almonte; por la experiencia del favor del rocío que salvó las cosechas y los pastos, de grandes sequías. Atribuido a la Virgen, el pueblo comenzó a invocarla como Virgen del Rocío, asociando dicho título con el rocío del Espíritu Santo y por ello, se trasladó la fiesta de la fecha del Dulce nombre de Maria como se celebrara hasta entonces, a la de Pentecostés como se celebra hasta la actualidad.
Una vez entendidos todos estos datos, le pedimos a Dios, que en estos tiempos convulsos que vivimos, fruto del Covid 19, derrame sobre nosotros su Espíritu Santo, que nos ilumine y nos fortalezca, que nos de un Rocío que empape nuestras vidas, donde podamos caminar siempre hacia Ella y cuide de todos sus Peregrinos, librandonos de todo mal.
Ahora, entendiendo lo que significa, haciendo nuestras las palabras de Isaac a Jacoc:
Que Dios nos conceda el Rocío del cielo Peregrinos...
¡Viva la Virgen del Rocío!
¡Vivan los Peregrinos de Nervión!
¡Que viva Siempre Siempre la Madre de Dios!
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